Trabajadores culturales y espacios: un cruce de data
Esta herramienta interactiva cruza dos fuentes fundamentales:
Cartografía Cultural de Lima
Mapa que identifica espacios de uso cultural en Lima, desde centros culturales, salas, bibliotecas, hasta locales comunales y losas deportivas.
Base de datos de RENTOCA
El Registro Nacional de Trabajadores Culturales y las Artes, publicado por el Ministerio de Cultura.
Al observar juntos estos datos, podemos visualizar cómo se distribuyen agentes y espacios en la ciudad, y detectar desigualdades territoriales clave: ¿Cómo se relaciona la presencia de espacios culturales con la concentración de trabajadores en distintos distritos? ¿Qué desafíos y oportunidades se perfilan a partir de esta intersección de datos?

Distribución y Desigualdad en el Ecosistema Cultural
¿Dónde están los espacios culturales?
La Cartografía Cultural de Lima, elaborada por Nodos Culturales, revela que distritos como Cercado de Lima, Barranco y Miraflores concentran la mayor cantidad de espacios culturales. Estos núcleos se constituyen como polos vitales de actividad artística y social, ofreciendo una amplia gama de opciones para el disfrute y la participación cultural.


Fuente: Nodos Culturales
¿Dónde están los trabajadores culturales?
Sin embargo, los datos de RENTOCA muestran que los trabajadores culturales se encuentran mayoritariamente en distritos de Lima Norte y Lima Este, principalmente, San Juan de Lurigancho, San Martín de Porres y Ate. Esto sugiere que, en ciertas zonas, existe un gran potencial humano que no se refleja en la infraestructura disponible.
Fuente: RENTOCA – (Plataforma Nacional de Datos abiertos, Agosto 2024). Elaboración: Alejandra Zúñiga
¿Qué nos dice el cruce de data?
El cruce de ambas fuentes de datos revela un panorama que invita a la reflexión y a la acción:
Un llamado a las políticas públicas
La intersección entre la Cartografía Cultural y la data del RENTOCA nos abre los ojos ante una realidad que exige respuestas urgentes. Las desigualdades en la distribución de espacios y trabajadores culturales no son solo cifras en un mapa: son barreras que limitan los derechos culturales de la ciudadanía, al restringir el acceso a una oferta diversa, y de los trabajadores, al limitar sus oportunidades para crear, producir y laborar.
Es imperativo que gestores públicos, formuladores de políticas y actores del sector cultural trabajen de manera conjunta para transformar esta realidad. Invertir en la creación y fortalecimiento de espacios culturales en áreas con recursos limitados es invertir en el potencial humano y en la sostenibilidad cultural de la ciudad. Identificar zonas con alta concentración de talento, pero con infraestructura insuficiente, permite focalizar políticas y diseñar estrategias colaborativas entre el sector público y la sociedad civil. Este enfoque no solo mejoraría las condiciones laborales de los trabajadores culturales, sino que también contribuiría a una oferta cultural más distribuida y al fortalecimiento de las comunidades locales.
Este análisis es un llamado a la acción: es momento de construir una Lima donde los derechos culturales no dependan del distrito en el que vivamos, sino que se garantice como un derecho para todos.
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