Las Cartografías Culturales de Lima, además de ser herramientas útiles para descubrir y disfrutar de los espacios culturales mapeados en los distintos distritos de la ciudad, nos ofrecen la posibilidad de conocer y repensar cómo se desarrolla lo cultural en la ciudad desde múltiples dimensiones. En las líneas que siguen, exploraremos qué es lo que nos dice el mapeo sobre la distribución territorial de los espacios mapeados y su relación con el ejercicio de los derechos culturales y el derecho a la ciudad por parte de la ciudadanía.
Para ello, usaremos el Mapa Temático: Por tipo de infraestructura, el cual nos muestra los resultados del mapeo según la categoría de mapeo ” Tipo de espacio”. Esta categoría se refiere a la condición física del espacio, indistintamente si el espacio es de administración pública, privada o comunitaria; y al interés de dar cuenta que no todas las manifestaciones culturales se desarrollan en espacios diseñados y especializados para la práctica cultural.
Con el criterio tipo de espacio caracterizamos a los espacios culturales en: 1) Locales: recintos cerrados que pueden ser tanto equipamientos formales y locales alternativos; y 2) Espacios públicos: espacios abiertos de acceso libre o restringido que con activación cultural. Puedes ver más sobre las categorías del mapeo aquí.
Panorama de dispersión de locales y espacios públicos
Al examinar los espacios culturales contenidos en la Cartografía Cultural de Lima podemos reconocer que, de los más de 400 espacios mapeados, el 73% son locales y el 27% son espacios públicos. Si miramos la distribución de los tipos de espacios a nivel de zonas de Lima (Este, Norte, Centro y Sur), podemos encontrar diferencias destacables.
Por un lado, el mapeo nos muestra que, entre los espacios culturales mapeados como local, el 63% se concentra en la zona de Lima Centro; mientras que en las otras zonas de Lima la cantidad de espacios culturales es inferior al 15% en cada una. Por el contrario, en el caso de los espacios públicos mapeados, la distancia entre todas las zonas de Lima es menor, destacando ligeramente Lima Sur, con el 39% del total de espacios públicos.
Uno de los espacios públicos más mapeados en las Cartografías Culturales son las lozas deportivas, principalmente, en el distrito de Villa el Salvador. Estos espacios son usados, en su mayoría, como espacio de ensayo; por ejemplo, de batucadas (como la asociación Kilombo) y de danzas folklóricas (como la Red de Instituciones Folklóricas de Villa El Salvador – RIFVES). Otros espacios públicos de uso cultural resaltantes en Lima los encontramos en Comas, apropiados por colectivos break dance o batallas de hip hop, como lo son la Plaza de Armas del distrito o la explanada del Centro Cívico Municipal.
Brechas de infraestructura cultural
Si analizamos un poco más a fondo la infraestructura cultural, es posible distinguir dos subtipos de “local”: locales que son equipamientos culturales y locales que son espacios alternativos.
Por equipamientos culturales entendemos a las tanto edificaciones físicas como los equipos técnicos y humanos constituidos para cumplir funciones y servicios culturales determinados, por lo que están dotados de recursos necesarios para el desarrollo de programas o actividades destinadas a dicho fin (Carbó Ribugent, López Cruz y Martinell Sampere, 2015, p. 7). Estos espacios suelen ser parte de políticas culturales de intervenciones privadas debido a los recursos que requiere su implementación, como son los museos, teatros, galerías y centros culturales, entre otros espacios mapeados en la Cartografía Cultural.
Por su parte, llamamos espacios alternativos a espacios producidos por las personas de manera paralela o, incluso, en contraposición a las políticas de equipamientos culturales. Los espacios culturales muchas veces surgen de la resignificación de los espacios cuya función original era otra o cuyas condiciones eran hostiles para la práctica cultural (Coelho, 2009), como los locales comunales, las casas adaptadas a salas de exhibición, comedores populares, etc. Estos espacios convertidos para el uso cultural suelen ser infraestructuras cuyo uso original no eran culturales, así como espacios públicos apropiados para el uso cultural (Ruesga, s/f).
Hacemos énfasis en esta distinción de infraestructuras porque la disponibilidad de equipamientos culturales nos dice qué tanto la ciudad promueve o obstaculiza el ejercicio de los derechos culturales de sus habitantes. Para participar en la vida cultural es preciso que los ciudadanos usen los espacios de manera libre y equitativa, y esta condición solo puede darse cuando existe una “distribución espacial justa de los recursos” (Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad, 2016, p. 15). Por el contrario, una distribución no equitativa indica brechas de infraestructura y desigualdades urbanas en la ciudad.
En ese sentido, el mapeo nos muestra que los equipamientos culturales representan el 34% del total de espacios mapeados y el 66% restante corresponde a la suma de espacios alternativos (39%) y espacios públicos (27%).
¿Dónde se encuentran la mayoría de equipamientos culturales mapeados? Analizando solamente este tipo de espacio a nivel de las cuatro zonas de Lima Metropolitana, vemos que la distancia entre Lima Centro y las otras zonas de Lima se agudiza. Llama rápidamente la atención que el 76% de los equipamientos culturales se concentra en el área de Lima Centro. En contraste con ese número, la presencia de equipamientos en otras zonas de Lima es ínfima: Lima Este (11%), Lima Norte (9%) y Lima Este (4%).
Por su parte, la distancia entre Lima Centro y las otras zonas de Lima no es tan grande cuando analizamos los espacios alternativos y públicos. Juntando ambos tipos de espacio, vemos que el 41% se encuentra en Lima Centro, el 15% en Lima Este, el 18% en Lima Norte y el 26% en Lima Sur.
Estos resultados se condicen con la ausencia generalizada de infraestructuras culturales a nivel nacional. Un reciente informe del Ministerio de Cultura, tomando como base el Registro Nacional de Municipalidades – RENAMU del 2018, muestra que solo el 13.6% del total de distritos en el país cuentan con equipamientos culturales públicos; entre ellos, el 6.4 % de distritos cuenta con al menos una casa de la cultura y un 4.1 % cuenta con al menos un teatro o teatrín (MINCUL, 2021). Cabe resaltar que RENAMU solo considera espacios culturales municipales, dejando fuera espacios de carácter privado o espacios públicos activados por la ciudadanía.
De aquí, se pueden desprender dos reflexiones: por un lado, existe una brecha muy grande de equipamientos culturales en el país que se ve reflejada a nivel local en la ciudad de Lima, donde las infraestructuras culturales se encuentran mayoritariamente en los distritos de Lima Centro. Por el contrario, en los distritos de Lima Norte, Este y Sur de la ciudad, dado el déficit de equipamientos culturales, las actividades culturales se desarrollan sobre todo en espacios alternativos y espacios públicos que la ciudadanía en unos casos, ha adaptado y en otros, ha apropiado para satisfacer sus necesidades culturales. Por otro lado, dicha brecha es un indicador de que las políticas culturales tanto públicas como privadas han enfocado sus esfuerzos de establecer infraestructuras y servicios culturales sobre todo en la zona con más recursos de la ciudad en detrimento de las zonas de urbanización popular con un mayor nivel de densidad poblacional.
Más aún, considerando que las infraestructuras culturales juegan un rol crucial tanto en el acceso y participación cultural de la ciudadanía como en la creación, circulación y exhibición de bienes y servicios culturales; la distribución espacial desigual de equipamientos como salas de teatro, galerías, museos y bibliotecas, pone de manifiesto la limitación que experimenta gran parte de la ciudadanía para ejercer efectivamente tanto sus derechos culturales como su derecho a la ciudad.
Relacionando infraestructura cultural y desigualdad social
El mapeo nos permite cruzar la información de los espacios culturales mapeados con otro tipo de información para repensar la ciudad. De este modo, encontramos que la distribución espacial desigual de equipamientos tiene un correlato en el patrón de desigualdad social que exhibe la ciudad.
De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el índice de desarrollo humano (IDH) de la ciudad de Lima Metropolitana es 0.72 y se encuentra por encima del promedio a nivel nacional (0.54). A nivel de los distritos de Lima, se puede identificar que los distritos de Lima Centro se encuentran en el quintil de IDH más elevado, como se aprecia de color verde en el mapa. Al cruzar el IDH con los resultados de nuestro mapeo, es posible apreciar que los espacios culturales tienden a concentrarse en las zonas con mayor desarrollo de la ciudad.
Al analizarlo a nivel de áreas de Lima, se pone en manifiesto la distancia que existe entre Lima Centro y las otras áreas de la ciudad. El siguiente cuadro nos muestra que Lima Centro tiene el IDH más alto y, a la vez, concentra la mitad de los espacios culturales mapeados y que, considerando que esta área también concentra alrededor de dos tercios de los equipamientos culturales mapeados; se puede reconocer una relación muy estrecha entre las oportunidades de la ciudad, entre ellas, las oportunidades culturales, y el desarrollo de las comunidades.
Estos resultados guardan relación con los presentados por el Ministerio de Cultura en el Plan Nacional de Cultura al 2030 sobre la participación cultural según estrato socioeconómico a nivel nacional. Según su diagnóstico, el segmento de la población que pertenece al estrato socioeconómico que cuenta con mayores recursos económicos y mayor grado de escolaridad, es precisamente el que tiene a disposición los mejores equipamientos culturales y puede acceder a servicios y bienes culturales con mayor frecuencia. Por el contrario, la población que se encuentra en el estrato socioeconómico más bajo, con menores recursos económicos y menor grado de escolaridad, no cuenta con infraestructura cultural adecuada y su participación en actividades culturales es muy baja. (MINCUL, 2020). Todo ello, permite constatar que existe una fuerte correlación entre el índice de desarrollo humano, la infraestructura cultural y el ejercicio de los derechos culturales de la ciudadanía.
Reflexiones finales
En suma, a partir de la distribución de los espacios culturales mapeados en las Cartografías Culturales de Lima, podemos afirmar que el acceso y participación cultural de la ciudadanía se ve seriamente afectado debido al centralismo y desigualdad urbana en la distribución espacial de los equipamientos culturales en la ciudad. Los más afectados en esta distribución injusta de recursos son los distritos más populares, ubicados en las áreas de Lima Norte, Este y Sur de la ciudad.
Esta desigualdad se hace más evidente al constatar que existe una fuerte correlación entre esta brecha de equipamientos culturales y la diferencia de los índices de desarrollo humano (IDH) por zona de Lima, pues son las zonas con menor IDH las que cuentan con menos infraestructuras para la participación cultural. Estos resultados ponen sobre la mesa que mientras no haya políticas culturales impulsadas desde el Estado y el sector privado para la implementación descentralizada de equipamientos culturales la ciudadanía verá restringida la posibilidad de ejercer de manera efectiva sus derechos culturales y el derecho a la ciudad.
Asimismo, el uso cultural extendido de espacios públicos, sobre todo en las zonas menos favorecidas de la ciudad, da cuenta de cómo la ciudadanía se moviliza con propuestas autogestionarias para dar solución a sus necesidades culturales no atendidas. Muestra de ello es la prevalencia en estas zonas de actividades culturales con enfoques democratizadores y reivindicativos así como la apuesta de las organizaciones culturales comunitarias que trabajan en dichos territorios por un involucramiento activo de su público objetivo. La continuidad y permanencia de estas iniciativas, nos deja ver que, ante la brecha de infraestructura cultural entre las distintas zonas de Lima, los espacios públicos se erigen como lugares de resiliencia y resistencia. Todo ello desafía el relato enunciado desde distintas instancias que justifica la falta de inversión en cultura por una supuesta falta de interés de la ciudadanía, los resultados del análisis de la distribución y usos de los espacios culturales mapeados demuestran lo contrario.
Finalmente, es importante resaltar que las Cartografías Culturales son valiosas no solo porque nos permiten identificar en espacios culturales para nuestra próxima salida por la ciudad, sino que se presentan como herramientas útiles para reconocer cómo se configura la ciudad desde el ámbito cultural; generar nuevos relatos sobre las prácticas culturales que allí se desarrollan; y generar líneas directrices para la acción en materia de política cultural urbana.